El ataque ocurrió en un momento de gran afluencia de público durante la celebración de la Semana Santa en el barrio de San Miguel de Celaya, donde se realiza anualmente la representación de la última cena. Un acto que, lamentablemente, se vio ensombrecido por la violencia, dejando a una mujer muerta y a un hombre herido tras un tiroteo que causó pánico entre los asistentes.
La mujer, que fue trasladada a un hospital tras resultar gravemente herida, no logró sobrevivir, mientras que el hombre también fue alcanzado por los disparos. Las autoridades han indicado que los atacantes aparentemente tenían como objetivo a otra persona en la zona, y no directamente a las víctimas.
La representación religiosa fue interrumpida inmediatamente después de los disparos, y muchos comerciantes decidieron cerrar sus puestos ante el ambiente de inseguridad. Sin embargo, a pesar de la tragedia, las actividades del Viernes Santo se llevaron a cabo como estaba previsto, con una mayor presencia de fuerzas del orden, incluyendo patrullajes del Ejército para garantizar la seguridad de los asistentes.
Este incidente resalta la persistente preocupación por la seguridad en México, especialmente durante eventos públicos, y pone de relieve el impacto de la violencia en la vida cotidiana de las comunidades.