La celebración de Claudia Sheinbaum Pardo por recibir su Constancia de Mayoría como presidenta electa de México estuvo marcada por un ambiente de desorganización y reclamos de los asistentes. A pesar de que su llegada fue recibida con algunos gritos de apoyo, la situación fuera del Teatro Metropólitan reflejaba un descontento significativo.
Desde temprano, miles de personas, muchos de ellos simpatizantes que habían sido trasladados desde diversas alcaldías de la Ciudad de México, intentaron ingresar para participar en el evento. Sin embargo, la falta de organización provocó largas filas y frustración entre los asistentes, quienes clamaban por su entrada mientras otros tenían acceso directo.
Algunos de los gobernadores electos que asistieron al evento estaban en la primera fila, mientras que el público general enfrentaba dificultades para obtener acceso, lo que generó un clima tenso. Finalmente, se reportó que, en medio de los empujones y el descontento, se rompió el vidrio de una de las mamparas del teatro, aunque afortunadamente no hubo heridos.
Esta situación puso de manifiesto tanto el fervor de apoyo hacia Sheinbaum como las deficiencias organizativas en un evento que debería haber sido celebrado sin contratiempos por su victoria electoral.