La reciente revelación sobre la detención de Ismael “El Mayo” Zambada sugiere que su captura pudo haber sido el resultado de una traición orquestada por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en complicidad con el político Héctor Melesio Cuén. Según un testimonio de un ex-miembro del equipo de seguridad de Zambada, que fue compartido por los periodistas Juan Alberto Cedillo e Ioan Grillo, “El Mayo” había sido invitado a una reunión en Culiacán, donde supuestamente sería traicionado.
Aparentemente, Zambada había dejado su escondite en Durango para someterse a chequeos médicos relacionados con un posible cáncer. Durante esta visita, se encontró con Guzmán López y Cuén, quien fue asesinado poco después en un ataque armado. Al entrar a la casa donde se llevaría a cabo la reunión, Zambada habría sido emboscado por hombres armados al servicio de Guzmán López, quienes neutralizaron a sus guardaespaldas.
El testimonio indica que “El Mayo” fue secuestrado y llevado a un rancho en Lazareto, desde donde fue transportado en avión hacia un aeropuerto en el lado estadounidense de la frontera, donde fue finalmente detenido. Lo que añade una capa adicional de complejidad es la afirmación de que, en el momento de su captura, había autoridades estadounidenses presentes, lo que sugiere una posible colaboración o coordinación entre los cárteles y agentes antinarcóticos.
Estas revelaciones resaltan las tensiones y dinámicas de traición en el mundo del narcotráfico, así como la complicidad entre figuras políticas y criminales, lo que a menudo complica aún más la lucha contra el crimen organizado en México.