El asesinato de Cristino Castro Perea, un defensor de derechos humanos y ambientalista en Oaxaca, destaca una preocupante realidad sobre la seguridad de quienes luchan por la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades indígenas en México. A pesar de estar incorporado al Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, lo que debería ofrecerle medidas de seguridad, fue víctima de un ataque armado que resultó fatal.
El incidente ocurrió el 28 de febrero en Barra de la Cruz, cuando Castro Perea fue abordado por individuos en una motocicleta que le dispararon en múltiples ocasiones. Como parte de un colectivo que defiende los derechos territoriales y ambientales, su labor estaba enmarcada en un contexto de riesgo, dada la histórica violencia contra defensores de la tierra en la región.
Las reacciones ante su asesinato han sido inmediatas, incluyendo un llamado del presidente del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas (CEDHAPI), Maurilio Santiago Reyes, a las autoridades para que se abra una investigación y se procesen a los responsables. Además, se demanda la implementación de medidas efectivas para proteger a otros defensores en una situación similar.
Esta tragedia resalta la vulnerabilidad de los activistas y la necesidad urgente de abordar la impunidad en los crímenes contra defensores de derechos humanos en México, donde tales ataques siguen siendo comunes. La comunidad y los organismos de derechos humanos exigen justicia y mayores garantías para quienes arriesgan sus vidas en la defensa de los derechos y el medio ambiente.