Mente
Lectura; ejercicio para el cerebro
La lectura es un ejercicio para el cerebro que mejora la inteligencia emocional.
Ejercitar el cerebro involucra la atención de la lectura, por lo cual las diferencias entre leer en papel, en dispositivo electrónico o escuchar audiolibros son menores; la lectura en la infancia se comprobó que es buena para el desarrollo del cerebro de los niños.
En adultos, algunos neurobiólogos descubrieron que en el momento de concentrarse en la trama de alguna narración se veía “un aumento espectacular e inesperado en el flujo sanguíneo hacia partes del cerebro más allá de las que están a cargo de la función ejecutiva, las áreas que normalmente se asocian a prestar atención a una tarea”, señaló Natalie Phillips, quien es especialista en literatura. Agregó que ese aumento general del flujo sanguíneo durante la lectura “sugiere que prestar atención a textos literarios requiere de la coordinación de múltiples funciones cognitivas complejas”.
Las resonancias magnéticas rastrearon el flujo sanguíneo en varias instancias, el experimento sobre atención se centró en las dinámicas cognitivas de los variados tipos de concentración posibles al leer, incluida la atención flotante.
“La lectura es una actividad intelectual típica. En comparación con otras actividades de esparcimiento, como las físicas o sociales, es más sedentaria y aislada. Leer por gusto ha demostrado tener beneficios en la salud de las personas mayores al prolongar la vida y la capacidad cognitiva podría ser la mediadora”, escribieron los autores. “Una mayor frecuencia de lectura, por ejemplo dos o más veces por semana, se asoció con un riesgo menor de decadencia de la función cognitiva en el largo plazo”.
Ejercitar el cerebro involucra la atención de la lectura, por lo cual las diferencias entre leer en papel, en dispositivo electrónico o escuchar audiolibros son menores; la lectura en la infancia se comprobó que es buena para el desarrollo del cerebro de los niños.
En adultos, algunos neurobiólogos descubrieron que en el momento de concentrarse en la trama de alguna narración se veía “un aumento espectacular e inesperado en el flujo sanguíneo hacia partes del cerebro más allá de las que están a cargo de la función ejecutiva, las áreas que normalmente se asocian a prestar atención a una tarea”, señaló Natalie Phillips, quien es especialista en literatura. Agregó que ese aumento general del flujo sanguíneo durante la lectura “sugiere que prestar atención a textos literarios requiere de la coordinación de múltiples funciones cognitivas complejas”.
Las resonancias magnéticas rastrearon el flujo sanguíneo en varias instancias, el experimento sobre atención se centró en las dinámicas cognitivas de los variados tipos de concentración posibles al leer, incluida la atención flotante.
“La lectura es una actividad intelectual típica. En comparación con otras actividades de esparcimiento, como las físicas o sociales, es más sedentaria y aislada. Leer por gusto ha demostrado tener beneficios en la salud de las personas mayores al prolongar la vida y la capacidad cognitiva podría ser la mediadora”, escribieron los autores. “Una mayor frecuencia de lectura, por ejemplo dos o más veces por semana, se asoció con un riesgo menor de decadencia de la función cognitiva en el largo plazo”.
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