En un contexto que recuerda a la era del PRI, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo han reforzado la relación entre el partido Morena y la presidencia de México. Durante el VII Congreso Nacional de Morena, López Obrador abogó por la unidad en el partido y dio instrucciones sobre cómo deben actuar los militantes en el futuro. A su vez, Sheinbaum, al anunciar su licencia como militante para asumir la presidencia, enfatizó la importancia de no caer en prácticas de partidos de Estado, señalando que debe gobernar para todos los mexicanos mientras se mantiene fiel a los principios del morenismo.
Sheinbaum compartió un conjunto de directrices, casi un decálogo, para que los miembros de Morena eviten divisiones internas, con el objetivo de no repetir los errores de otros partidos políticos. Su discurso refleja una intención de continuidad en la ideología y el enfoque del movimiento, a la vez que busca establecer su propio liderazgo en el partido. Este evento subraya la consolidación de Morena como fuerza política en el país, al tiempo que resalta la importancia de la unidad y la integridad en su estilo de gobernanza.