La indolencia de los gobernantes.
A una semana de lo acontecido en Tláhuac sigue siendo difícil para mí, escribir, pensar, analizar lo que ocurrió.
El fatídico accidente que cobró la vida de 26 personas hasta el momento según cifras oficiales y digo oficiales porque en los pasillos se hablan de muchas más víctimas, fue el resultado de malas decisiones, de malos manejos, de compadrazgos a la hora de repartir cargos, de la apatía de los políticos por no entender la importancia del servicio público: el ser trabajadores al servicio del estado que no es lo mismo que un siervo de la nación, me atrevería a decir que este último es un concepto propagandista del deber ser del estado y no lo que realmente son, siervos de un partido hegemónico.
Yo no entiendo como muchos candidatos salieron a festejar ayer el 10 de mayo como si nada pasara, como si madres e hijos no hubiesen muerto tan solo hace 8 días; yo no entiendo cómo es que quieren opacar la indignación ciudadana que esto causó y tratan de cambiar de tema, como si hubiese sido una noticia más que acontece en esta gran urbe, como si no hubiera responsables para remover de cargos.
Y peor tantito no entiendo a la oposición, que cuando pudo hacer algo para detener el proyecto mal elaborado de la línea 12 no lo hizo, cuando pudo pedir cuentas desde su curul al Gobierno de la Ciudad de México, no lo hizo; y hoy, quiere acompañar a los deudos a presentar denuncias que ellos mismos como servidores públicos estaban obligados a vigilar desde su privilegiada posición.
Cómo entender a los que se siguen pensando candidateables y que estuvieron relacionados de una u otra forma con el proyecto, a la figura deleznable de Florencia Serranía que entre ignorancia y soberbia se para a justificar su ignorancia frente a un micrófono creyendo que nos está haciendo un favor al darnos respuestas sobre sus errores, al ser transparente. O aquellos que junto con el Titular de Relaciones Exteriores se esconden en esa Secretaría sin éticamente, separarse de su cargo mientras la investigación sigue su curso.
¿Qué es la corrupción? La corrupción hace mucho que dejó de ser entregar billetes en portafolios a funcionarios o escondidos en el reglamento de tránsito a un oficial; la corrupción y más en México el día de hoy es mucho más voraz y cancerígena como para querer acabar con ella por decreto presidencial. La corrupción es el funcionario que ocupa un cargo para el cual no tiene las credenciales, la corrupción es efectivamente el desvío de recursos pero hacia partidos políticos o campañas electorales, la corrupción es beneficiar a amigos con licitaciones o programas públicos, es permitirle el acceso a los programas sociales a unos cuantos, sobre todo si son afines a tu partido, es ignorar que el hijo de tu amigo violó la Ley, perdonar a alguien porque “robó poquito”, es hacerse de la vista gorda porque “no somos chismosos”, apoyar a un candidato desde la IP a cambio de beneficios cuando este llegue al poder.
Como pueden ver, en la lista anterior resumimos el cómo se tomaron las decisiones en la construcción de tan negligente obra; No creo que caiga Marcelo, es obvio a quien mantenía con los “ahorros” que hizo de la línea 12. Solo espero, que los ciudadanos no seamos igual de negligentes que todos ellos a la hora de votar, desde los que se pararon a dar una conferencia en la línea 12 cuando aun olía a muerte, hasta los que cambiaron el tema para no “politizarlo”, hoy más que nunca México vive hundido en la corrupción.
El fatídico accidente que cobró la vida de 26 personas hasta el momento según cifras oficiales y digo oficiales porque en los pasillos se hablan de muchas más víctimas, fue el resultado de malas decisiones, de malos manejos, de compadrazgos a la hora de repartir cargos, de la apatía de los políticos por no entender la importancia del servicio público: el ser trabajadores al servicio del estado que no es lo mismo que un siervo de la nación, me atrevería a decir que este último es un concepto propagandista del deber ser del estado y no lo que realmente son, siervos de un partido hegemónico.
Yo no entiendo como muchos candidatos salieron a festejar ayer el 10 de mayo como si nada pasara, como si madres e hijos no hubiesen muerto tan solo hace 8 días; yo no entiendo cómo es que quieren opacar la indignación ciudadana que esto causó y tratan de cambiar de tema, como si hubiese sido una noticia más que acontece en esta gran urbe, como si no hubiera responsables para remover de cargos.
Y peor tantito no entiendo a la oposición, que cuando pudo hacer algo para detener el proyecto mal elaborado de la línea 12 no lo hizo, cuando pudo pedir cuentas desde su curul al Gobierno de la Ciudad de México, no lo hizo; y hoy, quiere acompañar a los deudos a presentar denuncias que ellos mismos como servidores públicos estaban obligados a vigilar desde su privilegiada posición.
Cómo entender a los que se siguen pensando candidateables y que estuvieron relacionados de una u otra forma con el proyecto, a la figura deleznable de Florencia Serranía que entre ignorancia y soberbia se para a justificar su ignorancia frente a un micrófono creyendo que nos está haciendo un favor al darnos respuestas sobre sus errores, al ser transparente. O aquellos que junto con el Titular de Relaciones Exteriores se esconden en esa Secretaría sin éticamente, separarse de su cargo mientras la investigación sigue su curso.
¿Qué es la corrupción? La corrupción hace mucho que dejó de ser entregar billetes en portafolios a funcionarios o escondidos en el reglamento de tránsito a un oficial; la corrupción y más en México el día de hoy es mucho más voraz y cancerígena como para querer acabar con ella por decreto presidencial. La corrupción es el funcionario que ocupa un cargo para el cual no tiene las credenciales, la corrupción es efectivamente el desvío de recursos pero hacia partidos políticos o campañas electorales, la corrupción es beneficiar a amigos con licitaciones o programas públicos, es permitirle el acceso a los programas sociales a unos cuantos, sobre todo si son afines a tu partido, es ignorar que el hijo de tu amigo violó la Ley, perdonar a alguien porque “robó poquito”, es hacerse de la vista gorda porque “no somos chismosos”, apoyar a un candidato desde la IP a cambio de beneficios cuando este llegue al poder.
Como pueden ver, en la lista anterior resumimos el cómo se tomaron las decisiones en la construcción de tan negligente obra; No creo que caiga Marcelo, es obvio a quien mantenía con los “ahorros” que hizo de la línea 12. Solo espero, que los ciudadanos no seamos igual de negligentes que todos ellos a la hora de votar, desde los que se pararon a dar una conferencia en la línea 12 cuando aun olía a muerte, hasta los que cambiaron el tema para no “politizarlo”, hoy más que nunca México vive hundido en la corrupción.
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