El artículo menciona que, tres días después de un acuerdo entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, tuvo una conversación telefónica con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. Esta conversación tuvo como objetivo dar seguimiento al despliegue de 10,000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera norte de México, una medida acordada para evitar la imposición de aranceles del 25%.
Ambos gobiernos expresaron su disposición a colaborar como "vecinos y socios", en un tono más conciliador que el utilizado por Trump en declaraciones anteriores, donde acusó a México de tener vínculos con grupos delincuenciales. El Departamento de Estado de EE. UU. enfatizó que la conversación se centró en acciones concretas para asegurar la frontera, desmantelar organizaciones delictivas, detener la migración ilegal y prevenir la circulación de fentanilo y precursores químicos desde China. Por su parte, la cancillería mexicana destacó la importancia del diálogo respetando las soberanías, y se mencionó un acuerdo para evitar el tráfico de armas, un aspecto que no se incluyó en el comunicado de EE. UU.