El caso de Daniel Bautista Vásquez es un trágico ejemplo de la situación de derechos humanos en México, donde la violencia y la impunidad afectan a las personas, especialmente a quienes han denunciado abusos. Según la información proporcionada, Daniel contaba con medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) debido a la tortura que sufrió su hermano Ángel por parte de la policía municipal, lo que ya indicaba un claro riesgo para la seguridad de su familia.
A pesar de las medidas de protección, Daniel fue reportado como desaparecido el 31 de agosto de 2024, y su madre presentó una denuncia de desaparición el 8 de septiembre. Lamentablemente, el 9 de septiembre, las autoridades informaron a la familia que se había encontrado un cuerpo que tenía las características de Daniel. Esto ha llevado a sus familiares y a organizaciones de derechos humanos, como el Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas (CEDHAPI), a exigir una investigación adecuada y transparente que aclare las circunstancias de su muerte.
Las denuncias de amenazas en contra de la familia, así como el rechazo a la versión oficial de los hechos y la acusación de ocultamiento de evidencias por parte del Agente del Ministerio Público, reflejan la desconfianza en las instituciones y la grave situación en materia de justicia en la región. La exigencia de justicia por parte de su familia y de las organizaciones de derechos humanos es fundamental para combatir la impunidad y proteger los derechos de otros en situaciones similares.