La marcha por el décimo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa se llevó a cabo en la Ciudad de México con la participación de aproximadamente 10 mil personas. Según el gobierno capitalino, la movilización transcurrió de manera pacífica y sin enfrentamientos significativos. Sin embargo, un grupo minoritario de unas 100 personas, pertenecientes al llamado Bloque Negro, se separó del contingente principal y provocó actos violentos, realizando pintas y causando daños en mobiliario urbano, así como en negocios privados y estaciones del Metro y Metrobús.
Los actos vandálicos iniciaron casi desde el comienzo de la marcha, donde los manifestantes utilizaron martillos, proyectiles y artefactos explosivos caseros. Se reportaron destrozos en cafeterías, restaurantes y sucursales bancarias, además de un saqueo en una tienda de ropa.
La movilización partió de la glorieta del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, atravesando el Paseo de la Reforma, la avenida Juárez, el Eje Central y la calle 5 de Mayo. Los manifestantes enfrentaron obstáculos, como grandes barreras de concreto, en su camino hacia la principal plaza pública del país.
El gobierno de la Ciudad de México implementó un operativo con más de 500 servidores públicos de diversas dependencias para garantizar la libertad de expresión y la seguridad de los manifestantes y la población en general.