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Fue festín, no última cena. Esta es la pintura que se representó en la ceremonia de los JO de París 2024
La controversia surgida durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha puesto de manifiesto la sensibilidad de ciertos sectores hacia las representaciones artísticas que incursionan en temas culturales y religiosos. La reacción de varios grupos cristianos al confundir la presentación con una versión de "La Última Cena" de Leonardo da Vinci, cuando en realidad se trataba de "El festín de los dioses" de Jan van Bijlert, refleja un malentendido significativo sobre la intención artística detrás de la actuación.
La actuación incluyó a drag queens, modelos y artistas, lo que fue percibido como una provocación por líderes religiosos y políticos de extrema derecha. Las reacciones incluyeron denuncias de burlas hacia el cristianismo y llamados a la defensa de los valores cristianos, destacando cómo ciertos discursos políticos pueden capitalizar interpretaciones sobre el arte para movilizar apoyo en torno a una agenda ideológica.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos se vio obligado a emitir una disculpa y a aclarar la motivación detrás del espectáculo, intentando desactivar la controversia y reafirmar el propósito inclusivo y celebratorio del evento. Esta situación subraya la tensión entre la expresión artística y las reacciones de distintas comunidades, especialmente en un contexto donde el arte puede ser una herramienta de provocación y reflexión, pero también de conflicto y confrontación cultural.