La captura de Guillermo "Billy" Álvarez Cuevas, expresidente de la Cooperativa Cruz Azul, marca un hito importante en un caso que ha atraído la atención pública y mediática durante casi cinco años. Álvarez estuvo prófugo desde que en julio de 2020 se emitió una orden de aprehensión en su contra por un juez federal en el Estado de México, junto a otros exdirectivos y colaboradores. Está acusado de delitos graves, incluyendo la delincuencia organizada y el lavado de dinero, lo que refleja la gravedad de las alegaciones que pesan sobre él y su círculo cercano.
La Fiscalía General de la República (FGR) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC) desempeñaron roles clave en su detención, lo que indica un compromiso por parte de las autoridades para abordar la corrupción y la mala gestión en las cooperativas. Además, las órdenes de aprehensión contra otros exdirectivos, como Víctor Manuel Garcés Rojo, Mario Sánchez Álvarez, Ángel Martín Junquera Sepúlveda y Eduardo Borrel, subrayan que las investigaciones apuntan a un grupo más amplio de individuos implicados en la gestión de la cooperativa y el club de futbol Cruz Azul. Las implicaciones de este caso podrían ser significativas no solo para las instancias legales involucradas, sino también para la industria y el deporte en México.