En Culiacán, Sinaloa, se han registrado dos actos de violencia casi simultáneos. Primero, un automóvil explotó junto al cenotafio de Édgar Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, causando daños al monumento y desprendiendo la placa con su nombre. Según informes, el auto fue robado cerca de un salón de fiestas antes de la explosión, la cual ocurrió en un estacionamiento de una plaza comercial al norte de la ciudad. Esta acción se enmarca en un contexto de conflicto entre facciones del narcotráfico, específicamente entre los Chapitos y los Mayos, que ha estado presente desde el 9 de septiembre.
El segundo incidente ocurrió cuando una patrulla de la Policía Municipal fue atacada a disparos por un grupo armado frente al Parque 87, al sur de Culiacán. Este ataque resultó en la muerte de dos agentes y dejó a otros dos en estado grave. Ambos eventos reflejan la escalada de violencia en la región, que incluye ataques a monumentos de figuras del crimen organizado, como lo sucedido anteriormente con la cripta de Dámaso López Núñez “El Licenciado”.