Política
El consenso en el disenso: una necesidad constitucional cuando se habla de labor jurisdiccional, Gabriel Castañeda Gómez Mont
El
consenso en el disenso: una necesidad constitucional cuando se habla de labor
jurisdiccional.
Mucho ha dado de que hablar la llamada “Reforma Judicial” propuesta
recientemente. El planteamiento es sencillo, una renovación completa del poder
más obscuro del Estado; una renovación que no solamente incluye un cambio
en los miembros del Poder Judicial, sino cuya innovación proviene de replantear
el método de elección de los miembros de este poder, para implementar una
votación directa, además de añadirse, en los últimos días, una búsqueda de
inclusión de los abogados más jóvenes a la labor jurisdiccional.
En contra de aquella postura, no han faltado las críticas desde la
oposición, quienes consideran que una reforma judicial planteada en esos términos
está determinada a minar todo el avance jurisdiccional en materia de derechos
humanos desde la visión contramayoritaria. Solamente los jueces, actores
objetivos y ajenos al terreno político, son capaces de limitar el abuso del
poder en contra de las minorías y por ese hecho, una elección planteada a
través de la arena política minaría su independencia y objetividad.
La verdad en este debate -si es que puede existir una-, es que
la división entre democracia y contrademocracia siempre ha existido. El
disenso a gran escala, entre las mejores decisiones para las mayorías y
minorías, siempre ha existido. El disenso entre legislaturas y ejecutivos, en
contraposición a los jueces, siempre ha existido. Pero en los momentos de
disenso o más bien, de polarización absoluta, no debe perderse de vista lo más
importante: para fortalecer un Estado de Derecho, es necesario consensuar
aún en los momentos de mayor disenso.
¿Se requiere una reforma judicial?
La respuesta es sí, pero esa
reforma debe estar abierta a todos los sectores políticos, académicos y
ciudadanos. La reforma judicial requiere de ese consenso que ha faltado tanto
en los últimos años y, más allá de eso, la reforma judicial requiere de ese
consenso por el bien de la ciudadanía, no por el bien de los actores políticos
en el juego actual. Ni por los jueces, ni por el partido en el poder, la
reforma judicial debe ser discutida y aprobada, por el bien de todos los
ciudadanos mexicanos.
Gabriel Castañeda Gómez Mont
Manuel Alejandro Rubio Gómez