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Cine/Aún no: "Lo que no vemos"
"Lo que no vemos" (Im toten Winkel), dirigido por la kurda-alemana Ayse Polat, se presenta como una exploración compleja de las profundas cicatrices que la historia de los kurdos en Turquía ha dejado en su psique colectiva. Con un enfoque estilístico que recuerda al cine de horror y thriller, la narrativa se construye desde múltiples perspectivas, un recurso que evoca el famoso efecto Rashomon. Esta técnica, que revela diferentes versiones de un mismo acontecimiento, añade una capa de confusión y complejidad a la trama, a la vez que invita a la reflexión sobre la verdad y el trauma.
La historia sigue a Simone, una directora alemana que llega a un remoto pueblo kurdo para filmar un documental sobre una anciana que mantiene un ritual de cocción para su hijo desaparecido, desaparecido hace 26 años. A través de la interacción con Melek, una niña de 7 años, y la tensión que rodea a su familia, la película combina elementos de la historia personal y colectiva con la intriga provocada por la naturaleza de la percepción y los secretos. La figura de Melek se convierte en un punto central, atrapada entre la lealtad familiar y la búsqueda de la verdad, mientras el ambiente de paranoia y vigilancia inunda la narración.
El uso del "screenflow" y otras técnicas cinematográficas como cámaras ocultas refuerzan el sentido de espionaje y vigilancia, creando un contexto en el que nadie se siente completamente seguro y donde cada perspectiva puede estar influenciada por distintos intereses oscuros. La atmósfera de desconfianza permite que los fantasmas y los sueños de Melek cobren vida, transformándose en metáforas de una realidad compleja y laberíntica.
Las locaciones del pueblo, con sus construcciones inacabadas y ruinas, sirven como reflejo de la memoria histórica y del sufrimiento del pueblo kurdo, añadiendo un trasfondo visual que resuena con temas de pérdida, identidad y la lucha por el reconocimiento. El título "Lo que no vemos" puede interpretarse de muchas maneras, pero su traducción al alemán, que se refiere a un "punto ciego", resalta la noción de estar atrapado en una situación donde las verdades son difíciles de discernir, y donde el potencial de sanación aún está en una etapa incierta.
En última instancia, "Lo que no vemos" no solo es un estudio sobre los efectos del trauma colectivo en una familia, sino también un comentario sobre las narrativas que se construyen alrededor de las experiencias de violencia y pérdida, invitando al espectador a reflexionar sobre la fragilidad de la memoria y la búsqueda de la verdad en un mundo lleno de sombras y secretos.