El concepto de ajedrez aleatorio propuesto por Bobby Fischer, conocido como Fischer Random o Fischer960, busca revitalizar el juego al desincentivar la memorización de aperturas y fomentar la creatividad en las jugadas. Esta idea resuena con pensamientos previos de otros grandes ajedrecistas como José Raúl Capablanca, quien también consideraba que el ajedrez necesitaba cambios para seguir siendo emocionante.
Con el advenimiento de Magnus Carlsen, el actual campeón del mundo y todos los elogios que ha recibido durante su carrera, la transformación del ajedrez continúa. Carlsen ha tomado la audaz decisión de no defender su título mundial y ha propuesto un torneo de ajedrez Free Style, apoyado por un patrocinador millonario, que atrae a los mejores jugadores con la posibilidad de jugar en formatos distintos.
El deslinde que se ha presentado con la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) sobre el uso del término "Campeonato Mundial" refleja tensiones en el ámbito del ajedrez que han surgido por la evolución del mismo. La decisión de cambiar el nombre del torneo Free Style para evitar conflictos legales ejemplifica la dinámica entre la tradición y la innovación en el deporte.
La afluencia de jugadores de élite al Free Style Chess confirma el interés por explorar nuevas formas de competencia en ajedrez, lo que puede llevar a una revitalización del interés en el juego y atraer a nuevas audiencias. Sin embargo, esto también plantea preguntas sobre la dirección futura del ajedrez, la relación con organismos reguladores como la FIDE, y cómo se definirán los estándares y los títulos en este nuevo contexto. En esencia, estamos siendo testigos de una posible evolución en el ajedrez que refleja la búsqueda constante de innovación y relevancia en este juego milenario.