La situación de seguridad en la región Valles, Jalisco, ha sido marcada por la actividad de cárteles de la droga que operan centros de reclutamiento forzado y exterminio. Según informes de activistas y organizaciones civiles, este problema ha persistido durante al menos dos sexenios, sin que se haya logrado una solución efectiva.
Particularmente, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco ha documentado la localización de restos humanos y objetos personales en Teuchitlán, subrayando la gravedad de la crisis de desapariciones en la zona. Este hallazgo se suma a otros incidentes documentados, como el descubrimiento de un lugar de exterminio en 2017 en la comunidad de Las Navajas, donde se encontraron restos humanos y otros elementos que evidencian la operación de estos cárteles.
Las condiciones en esta región no solo afectan a la seguridad, sino que también impactan las actividades económicas locales, dado que es una zona con significativa actividad agropecuaria y turística. La conexión con la cultura del tequila y los sitios arqueológicos, como Los Guachimontones, se ve oscurecida por la violencia relacionada con los grupos criminales.
Las operativas de la Fiscalía de Jalisco han revelado la existencia de campamentos de entrenamiento donde se han rescatado víctimas que estaban secuestradas, pero aún persiste un alto número de desapariciones y una continua amenaza por parte de los cárteles que operan en la zona. La respuesta de las autoridades ha sido cuestionada, y la necesidad de una estrategia más contundente para abordar esta crisis es evidente.