La reciente exposición de Carlos Loret de Mola en *El Universal* revela una situación compleja en la política de Sinaloa, centrada en el gobernador Rubén Rocha Moya y sus conexiones familiares y de negocios. La fotografía que muestra a los hijos de Rocha Moya junto a Amílcar Olán, un contratista presuntamente beneficiado por contratos multimillonarios, sugiere una posible red de influencias que podría estar protegiendo al gobernador.
Loret de Mola argumenta que la relación entre los hijos de Rocha Moya y Olán podría actuar como un "blindaje" para el gobernador, especialmente en el contexto de la violencia en Culiacán y la supuesta relación de Rocha con el narcotráfico, incluyendo una conexión directa con Ismael "El Mayo" Zambada. El periodista destaca que, a pesar de estos escándalos y acusaciones, Rocha Moya parece gozar de una protección que lo mantiene en el poder.
El artículo menciona la situación de Olán, quien ha estado vinculado a diversas denuncias de tráfico de influencias y negocios en el contexto de obras públicas, como el Tren Maya. A través de audios y otros documentos, Loret busca evidenciar cómo estas relaciones han permitido que Olán y su círculo cercano se beneficien económicamente.
En términos más amplios, Loret de Mola señala la convergencia de las nuevas élites políticas, sugiriendo que los hijos de figuras políticas, como AMLO y Rocha Moya, están formando una nueva generación que maneja el poder detrás de los tronos. Esto plantea importantes preguntas sobre la corrupción, el nepotismo y las dinámicas del poder en México, especialmente en un estado como Sinaloa, donde la violencia y el crimen organizado han tenido una fuerte presencia.
En conclusión, la situación descrita por Loret de Mola no solo pone en tela de juicio la integridad de la administración de Rocha Moya, sino que también resalta la compleja interrelación entre el poder político y el crimen en el contexto mexicano actual.